INÉS SANFELIU
DISEÑADORA DE INTERIORES Y PAISAJISTA
CCCB como espejo del Raval
El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona es una de las instituciones con ma- yor peso en el proceso de cambio del barrio del Raval, un cambio cuya finalidad apunta a la mejora urbanística, social y cultural; cambio que pretende conservar el carácter tra- dicional del centro histórico de la ciudad.
Con motivo del 20 aniversario del CCCB, proponemos un proyecto que habla de cómo esta entidad sociocultural ha formado parte de la transformación del Raval, cómo este barrio ha evolucionado desde los inicios del centro y cómo el centro ha actuado en el territorio.
Con más de 2000 años de historia, esta zona de Barcelona ha experimentado múltiples transformaciones en todos los aspectos, pasando de llamarse el “Distrito Quinto” al “Raval”, seguido por el “Barrio Chino” y, actualmente, volviendo a la tradicionalidad histórica de “El Raval”. El CCCB forma parte de la actual etapa de transformación, identificandose como centro cultural que propone actividades diversas, entre las cuales encontramos festivales de música, conferencias, exposiciones, cine, baile, lectura... Con toda esta superposición simultánea de lenguajes, el CCCB critica, denuncia, expone y minifiesta gran cantidad de temas, entre los cuales enfatizamos el Raval.
Vistos estos aspectos, entendemos que CCCB y Raval son términos que van íntima- mente ligados, siendo el primero una gran entidad social, cultural y arquitectónica que puede ser entendida como un espejo del barrio que le rodea, un reflejo del Raval. Esto queda expresado en todas las actividades y exposiciones que se han llevado a cabo so- bre el barrio, para el barrio o con repercusiones en el barrio.
Este proyecto pretende mostrar la conexión existente entre los términos, explicando en qué sentidos entendemos el CCCB como espejo del Raval.
A la hora de diseñar el espacio expositivo hemos buscado reflejar el barrio y las sensaciones que uno puede tener en él, haciendo que el visitante se sienta dentro del Raval. De este modo, la exposición está diseñada a conciencia para mostrar una estrecha similitud con el Raval, buscando la mayor proximidad posible; hemos creado una estructura de una altura de tres metros que acoge al visitante en su interior.
Esta estructura está formada por planos verticales creados con pladur con acabado vinílico negro mate (blanco para el ágora) y dispuestos de forma asimétrica de modo que, visto desde arriba, el espacio expositivo tiene la misma forma que el barrio del Raval. Por otro lado, desde su interior, también representamos el barrio a partir muchas separaciones que crean recorridos serpenteantes, buscando hacer referencia a las callejuelas que caracterizan al barrio.
Estos fenómenos se dan en toda la exposición; paredes altas y negras que cortan el espacio creando zonas con entradas estrechas; espacios con sombras que crean cierta confusión al visitante, con embrollos que invitan a indagar, creando un lugar de en- cuentro entre los elementos expuestos y el usuario. Esta negrura de los muros está acompañada por el suelo, de moqueta negra.
Sin embargo, la zona central -el ágora- parte este ritmo de callejuelas y espacios estre- chos y oscuros, sustituyéndolo por una zona blanca, amplia y pura. Esta zona central representa el espacio público, las oberturas, la limpieza del barrio, el CCCB dentro del Raval como un elemento nítido y luminoso. Muros de pladur blanco y suelo de moqueta blanca ayudan a crear esta atmósfera.
El visitante recorre la exposición de forma lineal, avanzando por el perímetro y accediendo del centro desde cualquiera de las zonas expositivas perimetrales, siendo un punto de encuentro y de pausa para el espectador.
Como punto importante, queremos resaltar el hecho de que esta exposición no tiene puertas, no hay ningún elemento que cree unaseparaciónentrelapersonayelRaval, o la persona y el CCCB. Del mismo modo en que el CCCB no crea barreras hacia el barrio, la exposición invita a adentrarse en ella sin ningún impedimento.
Como referente al título de la exposición, “CCCB como reflejo del Raval”, las zonas de paso del espacio tienen los muros negros compartimentados horizontalemnte con es- pejos que reflejan al visitante. En algunos de estos pasillos, el efecto óptico que se crea al reflejarse las paredes con espejos unas otras enfatiza la sensación laberíntica de la exposición.
Estas zonas de tránsito entre una sala y otra sala están especialmente pensadas para que el visitante pueda digerir lo visto y ser consciente del cambio de zona que se lleva a cabo.






